domingo, 18 de diciembre de 2016

Zen

Jardín Zen: Cuando las piedras muestran su alma

Hace ya un tiempo, buscando información sobre diferentes tipos de jardines del mundo, me topé con uno que me dejó asombrado… asombrado porqué era la antítesis de un jardín convencional… asombrado porqué se componía de la “materia prima” de mi profesión: las piedras… eran los llamados jardines Zen.

Un jardín Zen o karesansui, es un tipo de jardín japonés construido para la contemplación. Fueron introducidos por los monjes Zen  hace más de trece siglos… La palabra Zen significa meditación y esta es la función principal que tienen estos jardines: ser lugares para ser contemplados y facilitar la meditación. Pero su característica más especial es que son jardines secos… me explico: se trata de una extensión de grava poco profunda, donde se ubican rocas dispersas por su superficie. La grava representa el mar y las rocas las islas (también se puede interpretar como el espacio y los planetas… el desierto y las montañas…).

Karesansui del tempo Ryoan-ji (foto de Wikipedia)

Para la construcción de un karesansui necesitaremos escoger un sitio que sea apropiado para la contemplación: es recomendable hacerlo lejos de lugares donde animales y niños puedan perturbarlo. Los Zen son jardines-escena, por tanto, deben tener unas dimensiones limitadas a nuestro campo visual. Generalmente, están pensados para tenerlos fuera de una casa, pero si no disponemos de una zona exterior, también los podemos construir en el interior de una vivienda (para pisos pequeños, venden unos recipientes montados para tal efecto). Lo más importante a tener en cuenta es que: el tamaño del jardín no es lo más importante, sino los elementos que lo integran.

Así pues, para crear un jardín Zen, se habrán de considerar tres aspectos importantes (totalmente independientes a sus medidas) como son: la simplicidad, la fluidez y la distribución de sus objetos.

Elementos que integran un jardín Zen

En primer lugar, necesitaremos un lecho detrítico. Si disponemos de un jardín de grandes dimensiones (es decir, un espacio donde podemos entrar y caminar dentro de él) yo le pondría grava. Si se tiene una superficie menor (1 o 2 metros cuadrados) yo la llenaría de gravilla. Por último, si es un receptáculo pequeño, lo más recomendable será escampar arena. En todos los casos, el material debe estar perfectamente nivelado y raseado. Después, con la ayuda de un rastrillo, podemos “peinarlo” formando diversos patrones.
. Ruben Dario cascia


Sobre esta capa de detritos, se colocarán las diferentes piedras. Estas rocas, nos quedarán mejor si las “sumergimos” parcialmente en el lecho y rastrillamos su contorno. Es tipico el uso de basaltos, pero podemos poner las piedras que más nos gusten o nos transmitan mejores sensaciones. Es preferible utilizar un número impar de rocas (dicen que da buena suerte), no se debe colocar ninguna en el centro del jardín y hemos de huir de toda simetría. Los budistas dicen que cada piedra tiene una “cara feliz”… es decir, las hemos de examinar desde todos los ángulos, para determinar que lado de ellas nos gustaría más que mostraran.

Los basaltos son rocas muy utilizadas en los jardines Zen

Por otra parte, podemos añadir al karesansui otros elementos como: troncos, algún ser vivo (plantas, hongos), cristales de roca, fósiles, velas, esculturas, elementos con agua... en fin, todo lo que consideremos que puede ayudar a crearnos un escenario visualmente agradable. Pero siempre teniendo en cuenta de no llenar demasiado el espacio: un jardín minimalista va a acentuar la fluidez de las líneas y sus objetos.

El diseño de nuestro jardín Zen es algo muy personal y lo podemos construir según nuestras necesidades estéticas, experimentando para ver lo que más nos gusta... pero recordando que la idea fundamental es mantener el jardín lo más austero posible.

Descripción e interpretación de mis jardines Zen

Dispongo de tres jardines Zen: dos miniaturas de interior y uno de exterior.

1.- El jardín Zen de mi despacho

Mi primer karesansui es uno muy pequeño de interior. Lo compré en una tienda oriental, hace ya un tiempo. Del pack original que adquirí (completo, pero algo impersonal) me quedé, tan sólo, con el recipiente de madera y con el rastrillo.

Mi primer karesansui (clicad para ampliar la imagen)

Este mini jardín Zen se encuentra sobre la mesa de mi despacho. La ubicación de sus elementos es dentro del recipiente de madera negra, de forma cuadrada (12X12 cm), que venía con el pack original. El color negro del receptáculo (se dice) que ayuda a absorber las energías negativas del ambiente.

Como lecho detrítico le puse un poco de arena de la playa de San José de Almería (muy significativa para mí y mi mujer). Esta arena está rastrillada en líneas rectas (horizontales a mi visual), proporcionando calma al conjunto.

Por otra parte, escogí tres piedras, siguiendo como criterio de selección su color: un cuarzo de leche (blanco), un basalto (negro) y una pizarra con un liquen (gris). Están sobre la arena, medio hundidas y colocadas en forma de triángulo (más o menos equilátero). Esta distribución tan regular significa que el trío de rocas está en equilibrio y tienen la misma importancia dentro del jardín. La blanca y la negra representan dos polos opuestos (como el ying-yang); en cambio, la gris, es un término intermedio que nos representa a nosotros mismos: somos error y acierto… somos tristeza y alegría… somos fuerza y debilidad… Sobre esta pizarra vive un liquen que viene a explicar que: “la duda es la certeza que estamos vivos”.

La conclusión que podemos sacar de este karesansui es que debemos ser ecuánimes en las decisiones difíciles, manteniéndonos siempre en consonancia con todos los extremos del planteamiento. Este conjunto ofrece orden, equilibrio y serenidad… factores muy importantes en mi lugar trabajo.

2.- El jardín Zen de mi salón

Mi segunda miniatura de interior la compré en una tienda de artículos naturales. De esta adquisición también descarté diferentes elementos de su pack original: quedándome con el recipiente, el rastrillo y una de las piedras que venía en el set (una caliza con los grafismos “Zen” pintados en superficie).

Mi segundo karesansui (clicad para ampliar la imagen)

Este karesansui lo podemos ver en el buffet del salón de mi casa. Al igual que el "jardincito" anterior, la ubicación de sus elementos es dentro de un recipiente de madera negra... pero, en este caso, el receptáculo es algo mayor y tiene forma rectangular (35X22 cm).

El lecho detrítico es también arena de playa rastrillada en líneas rectas y paralelas al lado mayor de la bandeja.

En este caso también escogí tres piedras. Complementando a la calcárea “Zen” del pack original, añadí dos piedras más: un cristal de roca y otra calcárea (pero esta cubierta por líquenes). Las tres se situan en los vértices de un triangulo (más o menos) isósceles. A pesar de sus claras diferencias morfológicas, las dos calizas están unidas… esta unión queda simbólicamente representada por el rastrillado de la arena, entre ambas, en forma de lazo. La pulcritud de la calcárea “Zen” nos transmite humildad y sosiego; los seres vivos invadiendo a su compañera nos expresan vida y lucha… son conceptos opuestos, pero conceptos que deberían siempre acompañarnos juntos en la vida. Por otra parte, el cristal de roca, se sitúa relativamente equidistante a las dos calizas: tiene su contorno rastillado formando “ondas” concéntricas queriendo, de esta forma, expresar las propiedades que se le otorgan a los cuarzos hialinos (se piensa que este tipo de cristal ayuda a recibir, almacenar y transmitir energías positivas y armonía).

La conclusión que sacamos de este segundo karesansui, es que nos ofrece sencillez y paz a todos los que vivimos en casa… pero, también, imprime fuerza y carácter para afrontar los obstáculos que nos pone la vida.

3.- El jardín Zen de exterior

Estos dos karesansui que os acabo de presentar, realmente, no dejaban de ser un simple pasatiempo con el que me entretenía, junto a mi mujer... Si os fijáis, por este motivo, he etiquetado este artículo como un juego de sociedad (uno de los seis temas tratados en este blog). El impulso de crear un jardín Zen de exterior me vino cuando me di cuenta que necesitaba más espacio y mayor contacto con ellos… ¡Los karesansui eran ya más que un juego para mí!
Grafismo Zen, pintado sobre un fragmento de teja, en los muros de mi karesansui de exterior

3.1.- Ubicación

Para construir mi jardín Zen de exterior, escogí el campo de olivos de la casita de campo de mis abuelos (que se encuentra a pocos quilómetros de mi casa). Desde siempre, este lugar, me a llenado de muy buenas sensaciones. Escogí este terreno por ser un sitio que voy a menudo a pasar las tardes… un sitio donde, fácilmente, podría emplazar un karesansui.

Después de mucho meditar donde podría construirlo, encontré el lugar perfecto: cerca de la casita de campo hay un nido de cazadores abandonado (a mi familia nunca nos ha gustado la caza) fue construido, hace decadas, por los anteriores propietarios de la finca. Hasta la fecha, esta trinchera semicircular, estaba abandonada y era utilizaba como acopio de las ramas secas de los olivos... entre esas ramas crecía la maleza. Mirando ese montón de desechos vegetales, pensé como quedaría allí un karesansui y... ¡me gustó la idea!
Vista general de mi karesansui de exterior (clicad para ampliar la imagen)
Su tamaño era ideal para mi propósito (ni muy grande ni muy pequeño): con un buen espacio interior de un par de metros cuadrados... Su situación era inmejorable: ya que se encuentra a pocos metros de la casita de campo, pero en un lugar apartado y tranquilo; rodeado de naturaleza, cantos de los pajarillos y rumor de viento. Su forma de media luna era perfecta para la contemplación: cuando me siento al suelo frente su apertura, el muro (construido con piedra seca) y yo somos sólo uno... juntos cerramos el jardín que se abre a mis ojos... a mi  espíritu... En definitiva: lo que antaño fue un lugar donde los hombres se ocultaban, resonaban disparos de escopeta y se mataba animales; ahora es un lugar de contemplación, meditación, silencio y paz.

3.2.- El lecho detrítico

Lo primero que hice fue sacar la acumulación de ramas de olivo secas de su interior, arrancar la maleza y retirar toda la tierra vegetal, acumulada dentro del nido de cazadores, hasta encontrar la roca de la base (ya que esta trinchera se construyó sobre una costra calcárea). Una vez bien saneado el emplazamiento, le añadí cuatro carretilladas de gravilla como material para el lecho.
Descargando carretilladas de gravilla en el nido de cazadores, recién limpiado y desbrozado

La gravilla de mi karesansui (con granos angulosos de 0,5 cm de diámetro) proviene de cantera, es decir: se fabricó (machacándola y cribándola) como árido para elaborar asfalto. Petrológicamente, sus heterogenias partículas son totalmente irreconocibles (pudieran ser rocas de cualquier tipología). Pero, lo importante... lo que nos tiene que transmitir el lecho de este karesansui, es que se trata de un material antrópico: fabricado por la mano del hombre y manipulado, dentro del propio jardín, por la mano del hombre…

Esta gravilla, como si del agua de un lago se tratase, cubre y nivela todos los huecos de la superficie cóncava e irregular de la roca del nido de cazadores, quedándonos un lecho detrítico con un contorno de forma globular, sin esquinas ni simetrías de ningún tipo.
Gravilla explanada y nivelada sobre la roca y "peinada" con un rastrillo

3.3.- Las piedras

Escoger las piedras para dar vida a mi jardín Zen de exterior, fue toda una experiencia: quise que fueran representativas, con fuerza interior y energía. Sobre el lecho de gravilla que personifica a la humanidad, quise colocar  elementos que simbolizarán a la propia naturaleza. Pensé que la forma más visual para representarlo sería poniendo muestras de los tres tipos de roca que existen en la Tierra: ígneas, sedimentarias y metamórficas. Estos tres tipos están relacionados por el Ciclo de las Rocas (tema que expliqué en este mismo blog). A continuación os detallaré como fue la selección de las piedras de mi karesansui, todas ellas con su propia historia... todas con su propia alma...

Para comenzar, como rocas ígneas, escogí dos muestras: un basalto y un granito.

3.3.1.- Basalto

Bomba basáltica encastada sobre la gravilla de mi karesansui

El basalto, como se ha dicho en la introducción, es una roca muy importante dentro de los jardines Zen: su color negro es una fuente de absorción de energías negativas. ¡Era imprescindible disponer de un ejemplar en mi jardín!

El fragmento escogido es una bomba basáltica. Se trata de un piroclasto (roca de fuego) anguloso, áspero y lleno de vesículas. Fue generado y proyectado, des del interior de la Tierra, durante una erupción volcánica. Lo recogí, hace muchos años, cuando era un niño, en los volcanes de Olot (Girona).

3.3.2.- Granito

Fragmento de granito sobresaliendo en mi karesansui

La otra roca ígnea es un granito. Se trata de una roca plutónica, muy resistente, formada a partir de un magma dentro de la corteza terrestre. Está compuesto, básicamente, por feldespatos, micas biotitas y cuarzo (como sabéis, este último mineral, también es muy importante dentro de un jardín Zen). Estos tres cristales se disponen en desorden, pero en equilibrio, dentro de la propia roca.

Al igual que el basalto, esta muestra, también presenta una superficie angulosa y áspera. Proviene de la Sierra de Guadarrama (Segovia).

Como rocas sedimentarias, opté por dos tipos de calcáreas: un jaspe de Tortosa y una caliza con fósiles. 

3.3.3.- Jaspe de Tortosa

Trozo de jaspe de Tortosa hincado en el lecho de mi karesansui

El jaspe de Tortosa, popularmente conocido como Pierda de la Cinta, se trata de una caliza de un color rojizo muy característico. Es una roca ornamental (mal denominada mármol) única en el mundo por sus características intrínsecas y muy apreciada por los marmolistas por sus calidades manipulativas. A Italia es conocida como "a broccatello di Spagna", por su similitud con las texturas de los brocados. Como anécdota decir que es una de las rocas utilizadas en las sepulturas del Panteón de los Reyes de España, en la cripta del Palacio del Escorial.

Se trata de un fragmento también anguloso, pero con un contorno más suave que las anteriores rocas. Mi muestra la encontré al lado de mi casa: a un kilómetro y medio hay una cantera abandonada de jaspe de Tortosa.

3.3.4.- Caliza fosilífera

Canto rodado de caliza (con fósiles) reposando sobre mi karesansui

La otra roca sedimentaria de mi jardín Zen es una caliza fosilífera. El material que compone esta piedra, son los restos del sedimento de un mar jurásico, con rico registro paleontológico. Mi muestra se trata de un canto rodado encontrado en el río Tastavins, a su paso por Peñarroya de Tastavins, en la provincia de Teruel, (recordemos que en esta localidad se descubrió a un gran dinosaurio saurópodo llamado “Tastavinsauro”).

Este rico registro fósil, queda testificado por los restos de conchas de moluscos que se observan por la superficie de esta piedra. Se trata de una muestra de superficie redondeada, lisa y rodada.

Por último, también escogí una típica roca metamórfica:

3.3.5.- Esquisto

Fragmento de esquisto (con líquenes y musgo), medio enterrado en mi karesansui

Con delicadeza tomo y escucho a este "anciano" esquisto… me confiesa que su historia se remonta a la era primaria de la Tierra… me cuenta que fue arcilla, se convirtió en roca y se metamorfizó... que a sufrido dos orogénesis, que ha visto reinar y sucumbir cientos de especies, que ha vivido la apertura y cierre de los océanos… Hoy, terminando su ciclo vital, acoge con dulzura a seres vivos que moran sobre él… hoy a conocido al hombre..
Hugo Ariel cascia


Mi fragmento se encuentra desgastado, alterado e invadido por líquenes y musgo... lo recogí de la carretera de Vallvidrera a Sant Cugat, en la Serra de Collserola (Barcelona).

3.4.- Conclusiones

Cuando llego por las tardes a la casita de campo de mis abuelos, voy hacia mi karesansui, me siento en una vieja alfombrita frente a él, aparto sus cinco piedras Zen y las limpio a conciencia con agua.
Lavando las piedras Zen de mi karesansui con agua corriente

A continuación, retiro todas las hojas secas, ramitas y otros objetos que han caído sobre la gravilla. Una vez aseado el lecho detrítico, hundo mis desnudas manos en él… me encanta oír el crujir de sus partículas entre mis dedos... me encanta sentir el calor que desprenden sus granos caldeados por el sol, durante todo el día: es como un primer intercambio de energía.
Hundiendo mis dedos en el lecho de gravilla recién limpiado

Después, también con mis manos, vuelvo a alisar y nivelar toda la superficie del lecho... con la ayuda de un rastrillo, dibujo líneas rectas (horizontales respecto a mi posición) para dar calma al conjunto… Una vez “peinado” el lecho, de nuevo puedo vestir mi karesansui con sus elementos.

Si miramos la siguiente foto, podemos ver que las cinco piedras Zen se sitúan en forma de pentágono irregular (mostrando, con esta forma geométrica, equilibrio e igualdad entre todas ellas). Alrededor de cada una de estas piedras, como se observa, se han dibujado sobre la gravilla líneas concéntricas... Si nos fijamos las 2 rocas ígneas (basalto y granito), al ser del mismo tipo, sus líneas circulares se tocan; al igual pasa con las 2 sedimentarias (Jaspe de Tortosa y caliza con fósiles); en cambio, el esquisto a pesar de tener sus trazos cerca de los de la caliza con fósiles, no llega a tocarlos. Estas líneas concéntricas representan: conexión y ciclicidad entre todas las piedras Zen pero, al mismo tiempo, independencia para cada una ellas.

Distribución de mi karesansui de exterior (clicad para ampliar la imagen)

El diseño de este jardín Zen quiere representar a un gran reloj, donde cada roca es un instante de la naturaleza... de nuestra vida... Comenzamos por el negro basalto, vamos mirando el resto de piedras, siguiendo el sentido horario:
  1. El basalto es la piedra más joven de mi karesansui, está en el primer instante del reloj. Dentro del jardín se encuentra sobre la gravilla como recién caído del volcán. Representa: nacimiento y niñez, creación y vida
  2. A continuación tenemos el granito. En mi karesansui se sitúa, en posición vertical, sobresaliendo del lecho de gravilla, mostrando un corte fresco (sin ninguna alteración externa). Esta roca nos evoca: adolescencia, fuerza y descubrimiento.
  3. La siguiente es el jaspe de Tortosa. Lo encontramos algo hundido en la gravilla, también de pié pero, en este caso, en posición horizontal. Simboliza: juventud, proximidad y belleza.
  4. Después viene la caliza fosilifera que descansa, sin ahondarse nada, sobre la gravilla del lecho. Es símbolo de: madurez, adaptación y progresión.
  5. Por último tenemos el esquisto (la roca más antigua del jardín) situada a la "medianoche" de este reloj, terminando ya el día... su ciclo vital. Lo encontramos medio enterrado y mostrando su cara “geológicamente incorrecta”, es decir: el lado alterado que mostraba en el afloramiento donde se recogió. Esta roca nos transmite: vejez, experiencia y muerte.
El conjunto “gravilla-piedras” de mi karesansui, como se ha dicho, representa el binomio “humanidad-naturaleza“… pero es, sobretodo: equilibrio y fluidez de todos sus componentes.

Los diferentes líquenes saxícolas y el musgo que encontramos sobre el esquisto, son los únicos seres vivos que moran, de forma permanente, dentro de mi karesansui... Estos hongos y plantas (como el resto de elementos del jardín) reciben todos mis cuidados, ya que ellos también son parte importante de mi Zen.
Para ayudar a la abstracción, durante el momento de la meditación, a veces “engalano” mi karesansui con complementos temporales que, al terminar la sesión, retiro del lecho. Estas piezas representan los cuatro elementos clásicos:
  1. El  fuego es la llama de una vela encendida con su cera confinada en un recipiente de metal. Se encuentra entre el esquisto y el basalto, representando el traspaso entre una vieja y nueva vida... representando la destrucción y creación que nos aporta el fuego en la naturaleza.
  2. El agua, sacada de un pozo, está vertida dentro de un bol de vidrio transparente. Se sitúa entre las dos rocas ígneas y las dos calizas... Al igual que en la naturaleza, donde el agua es un agente geológico que transforma una roca ígnea con una sedimentaria, en este karesansui simboliza la transformación entre niño y adolescente, entre joven y adulto. 
  3. La tierra está figurada por arena echada dentro de un cacito de cerámica. Se situa entre la caliza con fósiles y el esquisto... queriendo explicar conceptos como: arraigo, prudencia y decadencia... conceptos que tenemos en el tránsito de adulto a viejo. 
  4. Por último, el aire es el humo de una barra de incienso apoyada sobre un quemador de madera. Si nos fijamos, este inciensario se encuentra fuera de la trayectoria circular del reloj, pero su "aire" lo envuelve todo: todas las piedras, todos los elementos... Como se observa, se encuentra cerca del basalto y el granito, esto quiere representar que los niños son los que disfrutan más de las cosas etéreas e intangibles...
A pesar de esta equilibrada y fluida colocación de los cuatro elementos temporales dentro de mi jardín, como podemos ver, su ubicación evita cualquier tipo de simetría y regularidad... y , la presencia de este cuarteto de complementos, no altera el número impar de elementos expuestos dentro del karesansui.
Mi jardín Zen con la representación de los Cuatro Elementos Clásicos

En fin... No se si es por el amor innato que tengo a las piedras… quizás sea por mi marcada espiritualidad… o pudiera ser que fuera cuestión de sensibilidad e imaginación… pero el tiempo me enseñó a escuchar las piedras, a ver su alma y a sentir su energía… el tiempo me enseñó a entender a las rocas, mucho más lejos que la geología me aleccionó… el tiempo me enseñó a ser, tan sólo una pieza más, dentro de mi karesansui.

Gracias por compartir conmigo este momento de contemplación… gracias por compartir mi experiencia.

28 comentarios:

  1. Bona nit, Humbert: Un altre mes començat i un nou article publicat al teu blog. Aquest mes, desconegut per a mi. Parles dels "jardins Zen" dels quals és la primera vegada que llegeixo un comentari. M'ha semblat força interessant. En primer lloc pels materials que el formen i en segon lloc per la facilitat que tothom té en construir-se un jardí Zen a casa seva. Veig que és un jardí que es mou entre elements matemàtics, ja que no hi falten les superfícies planes o ondulades i, descansant sobre elles, algunes pedres irregulars que posades amb una certa simetria, poden proporcionar una mena de benestar als nostres sentits i un equilibri emocinal i de sentiments; tot lligat a la classe de pedres que sobre la arena hi descansen.
    Ho expliques tan clar que les teves paraules et fan imaginar un jardí d'aquest tipus a qualsevol indret de la vivenda. A mi concretament m'ha suggerit la idea de construir-ne un a una part del jardí del meu xalet de La Cava.
    Humbert, una vegada més gràcies i suposo que ja tens present el proper escrit
    Una forta abraçada.
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    1. Maria Joana,
      Moltes a vostè per tenir la deferència en llegir-se el meu article i, sobretot, comentar-lo... com sempre, m'ha fet molta il·lusió!
      M'alegro haver-li estat útil en fer-li descobrir un tipus de jardí tan especial com són el Zen... tot i que, ben mirat, no cal anar tan lluny per veure'n: els claustres són espais per la contemplació On es recreen elements de la natura. Però jo recordo haver-ne vist algun fet, tan sols, amb objectes inerts com pedres i aigua... Desgraciadament, el que tenim aquí, a vegades, no ho valorem tant...
      Encantat de donar-li un cop de mà si vol fer-ne un a la caseta de camp de la Cava.
      Una abraçada i fins aviat!!
  2. Felicitats de nou! Suposo que com molta gent, no coneixia aquest tipus de jardí. He vist com és fa tot el procés, des de que lleves totes les pedres, anivelles la gravilla amb les teves mans...fins que et quedes contemplant la teva "obra" o "jardí". Realment he de reconèixer que és molt relaxant, i que és una manera diferent de crear! Moltíssimes felicitats, i ara, a l'espera del pròxim article!!
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    1. Marga,
      Primer que res, agrair-te, com cada mes, que hagis deixat un comentari al article publicat.
      Es cert, no només m'has ajudat i has estat partícip de com es munta un karensansui, sinó que, a més, crec que n'has après més que jo... :-)
      I ara a preparar l'escrit de novembre... a veure si t'agrada!
      Un petó!
  3. Jordi Pascual Morant2 de octubre de 2012, 16:40
    Humbert,
    Llegint-te s’aprecia tota la sensibilitat que portes dins teu i la necessitat que tens en expressar-la, sigui amb la construcció d’un jardí o la comunicació escrita.
    Sempre m’han agradat els jardins zen i el seu equilibri compositiu. En els teus hi noto una excessiva contenció, quan el que bull dins teu és mes volcànic, aquesta experimentació que fas amb els jardins podria ser una bona teràpia per deixar anar tot el foc que portes dins, sembla que et faci por cremar-ho tot al teu voltant i vas en molt de compta per evitar-ho.
    Penso que en aquets jardins que fas hauries d’experimentar com un pintor expressionista sobre la tela. Coneixes Jackson Pollock?, doncs així.
    Ja sé que no ets un expert en la construcció d’aquets jardins, però podria ser sorprenent una visió més occidental del tema, més urbana, amb els coneixements de geòleg i l’impuls del somniador que ets.
    Com el teu escrit és impecable m’he tingut que ficar més críticament amb els teus jardins, jo que tampoc soc un expert, jaja.
    Una abraçada, amic.
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    1. Amic Jordi,
      Moltes gràcies, com cada mes, per haver-te llegit l'article i comentar-lo. I, sobretot, moltes gracies per donar un punt de vista tan crític des de la teva gran experiència artística...
      Sí, coneixia a Jackson Pollock, sempre m'ha fascinat la seva tècnica del "dripping". Vaig tenir la sort d'admirar dos obres seves al MoMA de Nova York: "She Wolf" i la seva obra mestra (precisament d'aquesta tècnica del goteig) com es "One: number 31".
      Tot i que entenc un jardí Zen com un espai predefinit i equilibrat (precisament per poder ajudar a la contemplació), el que em proposes m'ha captivat... Crec que podria crear, a partir dels elements de la meva professió (no tan sols pedres, també materials per la construcció) i deixant anar la meva imaginació de forma lliure, espais prou interessants. Si et sembla en parlem en la propera reunió...
      Moltes gracies pel teu recolzament. Una forta abraçada i fins ben aviat!!!
  4. Hola Humbert, com cada mes hem llegit el teu article i una vegada mes m’ha semblat força interesant, pero te he de dir que no estic masa assabentada en aquet tema.

    Et felicito per la manera que tens d’ explicar tot el proces de fabricació i la interpretaciò d’un jardi Zen.

    D’ara en davant quan em trobigue amb un jardi aixi, trobo que el sabre interpretar-lo una mica grasies al teu article

    Salutacions de Maite i Dioni.
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    1. Maite,
      Com sempre, t'agraeixo moltíssim que t'hagis pres la molèstia de llegir-te l'escrit i m'hagis regalat un comentari.
      M'alegro que t'hagi agradat el article i hagis après una cosa nova. Ja veus, els japonesos com els catalans: "de les pedres en fem pans!". Pans pot ser no, però sí jardins inerts de gran bellesa...
      Moltes gracies per estar aquí i records a Dioni.
      Salutacions!
  5. Els jardins Zen, desperten amb la contemplació un ambien que fa entrar a la psique en un estat interior de relaxació. Procura una estructuració i neteja de la ment.

    Els jardins Zen, tambè ens dónen peu a expressar, a crear i fluir... silenciant a la ment analítica i racional,... cada creació és fruit de l´ambient intern d´aquell moment, fent-nos d´espill, ...i al cap d´hores o dies... fem tornar als jardins a la forma neutra, reposant i preparats per a ser l´expressió novament de l´interior, i vehicle de l´inconscient.

    En els "elements que composen el jardí", Humbert, has fet una perfecta descripció de com procedir, i per això amb el meu comentari de més a dalt, el que intento és donar un altre punt de vista totalment a l´altra banda: fer sense pensar, convertir el jardí en expressió simbòlica del moment personal, o d´allò que en el moment necessitem incorporar en natros com a qualitats. Buscant un efecte mirall saludable.

    Molt maco utilitzar el jardí com a altar, només una petita apreciació: ja el propi terra representa l´element terra.

    I novament, molt maco, sentir-te part de la creació, sentir-te co-creador.

    M´ha agradat molt Humbert.
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    1. Mercè,
      Gràcies per llegir-te el post i comentar-lo. Sé que vas molt ocupada i això em fa valorar molt més la teva dedicació.
      Gràcies també per l'assessorament que m'has donat amb algun punt que no tenia clar.
      Per cert, poso la sorra com element de terra, per varies raons: per que es un material natural (la graveta del llit es un producte humà), perquè si no la posés trencaria la imparitat d'objectes del jardí i perquè no posar-la suposaria infravalorar-la respecte els altres elements al obviar-la (o, al revés, sobrevalorar-la massa perquè els altres tres reposen sobre ella).
      En qualsevol cas, moltes mercès per compartir el meu karesansui.
      Un petó!
  6. La veritat es que només de mirar les fotos ja t'entra un fluxe de relaxació pel cos que anima a experimentar-ho in situ. Jo el que havia sentit o vist en algun lloc era que, amb petit format, aquests jardins eren balsàmics contra l'estrès, tot el demés ho desconeixia.
    Fantàstic document aquest, Humbert. Només em quedaria afegir, emulant al gran Bruce Lee: "be stone my friend!"
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    1. David,
      En bons jardins ens hem posat tu i jo en aquesta vida, eh? jejeje
      Ara en serio, moltes gràcies pel teu comentari, ja saps que em fan una il·lusió especial les teves paraules...
      I seguint amb frases del mític Bruce Lee: Buida la teva copa per a que pugui tornar a ser omplerta; quedat sense res per guanyar la totalitat"... Salut!!!
      Una forta abraçada
  7. Precioso post además de interesante ya que además desconocia el tema y ahora aprendí un poco mas :)
    Disculpa el haber tardado tanto en responder,estuve super ocupada pero aqui estoy de nuevo !
    un besote y sigue asi !
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    1. María,
      Gracias una vez más por pasarte por mi blog y leerte mis palabras. Gracias por tu comentario.
      No te disculpes... al contrario: Vi tu aparición en el programa "Sálvame" de Tele5, estabas guapísima!, lástima que no tubieras más tiempo y pudieras enseñar todo el arte que llevas dentro.
      Un besote también para ti!! ;-)
  8. me ha impresionado la idea de los 4 elementos en el karesansui
    yo personalmente lo veo con mucha fuerza energetica aqui hay
    alma y eso me encanta
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    1. Fina,
      Me encanta tu reflexión acerca los 4 elementos clásicos, se nota que eres una persona sensible y espiritual.
      Gracias por leerte el artículo y darme tu opinión, me ha hecho mucha ilusión.
      ¡Ah!, y gracias por darle a "Participar en este sitio" y seguir este blog... a tu disposición.
      ¡Un abrazo!
  9. Humberto Sanz García1 de noviembre de 2012, 16:48
    Estimat Humbert, jo, com la major part de la gent que segueix el teu blog, no en tenia ni idea dels jardins zen. Es ben cert que m'els has ensenyat i m'has donat les explicacions oportunes. El més important, sota el meu punt de vista, és la compaginació dels teus coneixements com geòleg i l'efecte de la meditació sobre la ment humana. I vull incidir sobre aquest segon punt. En aquests moments en els que el món va accelerat i que tothom cerca noves coses contínuament cal tenir un moment per parar-nos a pensar, a meditar. Això ens ajuda a prendre millors decisions i anar fent alguna parada en el frenètic camí que estem seguint per veure on hem d'anar. Fer les coses pel sol fet de fer-les penso que no acostuma a ser lo més efectiu. Cal saber per què les fem.
    Felicitats pel teu escrit i una forta abraçada del teu pare, esperant el pròxim.

    Humbert
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    1. Papa,
      Gràcies per llegir-te, com sempre, l'article (tot i no ser gaire del teu interès) i gràcies per deixar-hi un comentari.
      Tens tota la raó, uneixo sensibilitat amb coneixement... la barreja es curiosa i segur que als més puristes no els hi acabarà de convèncer...
      Bé, gràcies de nou i fins el pròxim post...
      Una fortíssima abraçada!!
  10. Bones,Humbert!
    Jo si que coneixia els jardins Zen,de les botigues i d'interés personal.Son interessants però no els acabo d'entendre,malgrat tot,el que mes m'agrada es la seva assimetria.La simetria per al Briansó aquell de fa ja uns anys.els jardisn Zen son assimètrics,pero poder-te concentrar millor.
    Curiosos si que ho son,hi manquen el que defineix un jardíui ordinari:plantes.
    Bè,espero veure't aviat.
    Una salutació a tu i la teva meravellosa dona!!
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    1. Robert,
      Moltes gràcies per llegir-te el post i deixar-hi un comentari.
      Bo recordar al "pallisses" del Briansó i les seves simetries... encara tinc malsons! jojojojo
      Els jardins Zen son una forma de treballar les mans per relaxar la ment... un cop el tens acabat d'arreglar, t'asseus davant i gaudeixes del panorama, això ajuda a concentrar-te per la meditació.
      Una forta abraçada dels dos.
  11. ¡Lastima no poder leer la mayor parte de los comentarios!
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    1. Hola,
      Efectivamente algunos están en catalán, pero no te preocupes. Son de conocidos míos que simplemente quieren felicitarme por el escrito y no aportan nada nuevo al post.
      A pesar de esto, si quieres saber lo que ponen, puedes usar un traductor (como Google) catalán-español.
      Gracias por tu comentario!
  12. Hola Humbert!

    M'acabo de llegir aquest post del Jardins Zen que vam comentar i m'ha agradat molt.
    La veritat és que sempre m'han agradat molt, jo en tinc un dels petitons a casa.
    Sempre m'ha cridat molt l'atenció tot el que envolta la cultura Zen, però haig de reconèixer que en ser poc i el teu post m'ha ajudat a ser-ne més coneixedora.
    Algun dia ja me’ls ensenyaràs.

    Una gran abraçada! ;)
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    1. Marta,
      Primer que res, moltes gràcies per tornar-me a comentar un dels meus escrits. M'ha fet molta il·lusió!!
      Així que tens un de petitó a casa?, ja me l'ensenyaràs a veure quines sensacions em dóna... tot i que jo no sóc un especialista en temes Zen.
      I, evidentment, estàs convidada a Tortosa per veure els 3 meus. ;-)
      Una gran abraçada també per a tu.
  13. Deunido, Humbert!!!!!!! Es un article fantàstic havia vist alguns jardins Zen, però he de reconeixer després d'aquesta lectura que en desconec moltissimes coses. Has aconseguit (amb les teves selectes explicacions combinades amb la musica que acostumbro a escoltar cuan m'assento a l'ordinador) que l'esser que habita el meu interior desplegues les ales i voles lluny fins l'univers de la meditació i l'imaginació.
    M'ha encantat llegir-lo, es impresionant la forma apasionada en que descrius cada roca (ja se que pensaràs, es la meva profesió) i cada pas en la creació del jardi realment diu molt de tu, i en diu coses bones.
    Felicitats per saber expresar les coses de la forma en que ho fas.
    Besets a tots dos.
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    1. Lluïsa,
      Moltes gràcies per llegir-te tan atentament i amb tanta estima els meus escrits i deixar tan afectuosos i meditats comentaris.
      Els castells son una passió compartida, però també ho son les pedres... tenim molt per aprendre i per compartir!, tenim molt per gaudir de les nostres aficions!
      M'ha agradat saber que et llegeixes els meus escrits amb música de fons, segur que d'excel·lent elecció!
      Moltes gràcies Lluïsa per brindar-me la teva amistat!
      Una forta abraçada!
  14. Hola..
    Me encanto el articulo y sobre todo la descripcion del Esquisto, tanto que quisiera ponerlo en mi blog, haciendo la claridad de que es de tu autoria.
    Es posible?
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    1. Annyelik,
      Muchas gracias por tu comentario y tus palabras!
      ¡Evidentemente que puedes hacer tuyas mis palabras!, gracias por tu educación y gracias por citarme!, ya me enseñarás tu post cuando lo tengas!
      Un abrazo!

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