domingo, 21 de septiembre de 2014

En las manos del destino

             Un gran general, llamado Nobunaga, había tomado la decisión de atacar al enemigo, a pesar de que sus tropas fueran ampliamente inferiores en número. Él estaba seguro que ven-cerían, pero sus hombres no lo creían mucho. En el
camino, Nobunaga se detuvo delante de un santuario Shinto. Declaró a sus
guerreros:
-Voy a recogerme y a pedir la ayuda de los kamis. Después lanzaré una
moneda. Si sale cara venceremos, si sale cruz perderemos. Estamos en las manos
del destino.
Después de haberse recogido unos instantes, Nobunaga salió del templo y
arrojó una moneda. Salió cara. La moral de las tropas se inflamó de golpe. Los
guerreros, firmemente convencidos de salir victoriosos combatieron con una intre-
pidéz tan extraordinaria que ganaron la batalla rápidamente.
Después de la victoria, el ayuda de campo del general le dijo:
-Nadie puede cambiar el destino. Esta victoria inesperada es una nueva
prueba.
-¿Quién sabe? -respondió el general, al mismo tiempo que le enseñaba una
moneda... trucada, que tenía cara en ambos lados

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